El peor cumpleaños de mi vida

"Es el peor cumpleaños de mi vida". Estas palabras en la boca de un niño hicieron que mi corazón se arrugara y mi mente intentara viajar al peor cumpleaños de mi vida. Seguramente el peor y el mejor, porque el mayor regalo que me pudieron hacer ese día fue la clave para hacerle quiebros a la muerte, un saco con valor para mirarla de frente y un consejo que todos los días recuerdo "deja de hablar de tu mala suerte". 

Consolar a un niño es fácil cuando tienes los besos y los abrazos de oferta y la boca llena de promesas. Pero, ¿cómo consuelas a quien sabe que será el peor cumpleaños de su vida y no llora por ello? A quien no pude prometerle el mejor de los regalos o el mejor de los viajes le juré que cada día que pasáramos juntos sería el mejor día de nuestra vida, sin palabras, arrinconando la desesperación.

Quisiera ser una niña con la única preocupación de haber discutido con mi padre la noche de mi cumpleaños y creer que será el peor día de mi vida. Y que alguien venga me bese y me diga que los problemas desaparecen cogiéndolos como una pelota y lanzándolos lejos. 

Y qué satisfacción que el llanto cese cuando susurras al oído: pídeme lo que quieras. 

@Ohihane

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