Salamanca, la pequeña Roma

- Aita, ¡qué bonita es Salamanca!
- ¡Pero si has estado muchas veces!
- Ya, pero no me acordaba bien...

Entre colinas descansa desde hace siglos una ciudad que, por su belleza, es conocida como 'La pequeña Roma'. No se puede entender la vida de esta ciudad sin universidades, ranas y catedrales. 
Puente romano y Catedral [Fotografía: Oihane]
Me muevo revoltosa entre sus muros pensando en Unamuno, Lope de Vega o celestinas. Quizá mis abuelos pasearon por el Huerto de Calisto y Melibea y ahora soy yo quien lo hace, recordando que tras la visita a la catedral caí frente a los recuerdos: La calle Tentenecio. 

Nos contó mi abuelo su historia: "Iba San Juan de Sahaún caminando por esta calle cuando se cruzó con un toro que se había escapado del mercado de ganado envistiendo a cuantos con él se cruzaba. Entonces el santo le gritó: ¡tente, necio! y el toro paró". Obligada foto y obligado el compartirla aunque duela. 

La rana tapada por una lona. Aquí nacieron todas mis ranas, esas que ahora acompañan mis desvelos. Pero sí estaban el astronauta, el conejo y el toro... detalles en la escultura de la puerta de entrada a un mundo de catedrales en las que merece la pena mirar al techo aun a riesgo de marearse.

Y si hay que pasar frío que sea recordando que unos 'amigos' me enseñaron que fue un 'mero copista' quien escribió El Lazarillo de Tormes. Los mismos que me enseñaron que tendría que seguir descubriendo el mundo sola. 
Río Tormes [Fotografía: Oihane]
¿Qué más da si el resultado es 20 o 36 si no sé quién fue Cervantes o Fernando de Rojas? Prefiero invertir mi tiempo en saber aquello que me abre los ojos y me hace entender todo y no en calendarios vacunales. 

Y termino mi viaje pensado que esta ciudad quizá esté hechizada porque en un lado del puente romano es de día y al otro lado se hace noche para que se iluminen mis fotografías. 

Salamanca, ¿qué tienes?

@Ohihane

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