Sentirse una lanterne rouge

De los fracasos se aprende. Parece que son recuerdos que hay que meter en un cajón, pero en realidad una derrota es un aprendizaje en sí mismo. Cuando sentimos que hemos perdido, que hemos dejado parte de nuestra alma en un proyecto malogrado tenemos que tener la suficiente inteligencia para subrayar aquellos errores que nos hicieron fallar porque quizá el éxito personal se consiga tras un estrepitoso varapalo. 

Thomas Alva Edison dijo una vez que "muchos fracasos ocurren en personas que no se dieron cuenta de lo cerca que estuvieron del éxito". Y quizá sea así. A lo mejor terminas siendo un ciclista famoso por ser la lanterne rouge del Tour de ese año, quizá eres el Vansevenant del equipo (lanterne rouge en el Tour de Francia de 2006, 2007 y 2008), el que trabaja para los demás sin tener en cuenta en qué puesto quedará al final de cada competición. 

En el ciclismo el deportista considerado la lanterne rouge es el último de la clasificación, el farolillo rojo. Esta expresión proviene de los farolillos rojos que se ponían a los trenes para que los jefes de estación supieran que al llegar a las paradas estaban todos los vagones y que ninguno se había soltado en el trayecto. 

El fracaso es el riesgo que se asume cuando se sale de la zona de confort, pero es un triunfo en sí mismo. Cuando el miedo nos paraliza, cuando las experiencias pasadas nos bloquean los mandos de la nave que nos tiene que poner en órbita, es necesario parar a recordar nuestras capacidades, esas que nos han llevado hasta aquí. 

Creo que todo radica en disfrutar del trayecto y no de la meta. A lo mejor nuestro cascarón de nuez nunca nos lleve a ningún lado pero... ¿y si disfrutamos del viaje?

@Ohihane

Comentarios

  1. Lo mismo da ser farolillo rojo que maglia nera, por la cual míticos contendientes libraron épicas batallas por ser el último en aquellos Giros de finales de los 40.
    Éstos han quedado en nuestras retinas y han dejado mayores marcas en el ciclismo que muchos de los fueron mejores o llegaron antes.

    Los ganadores de la maglia nera disfrutaron de las etapas, se escondían , paraban en los bares, siempre con un objetivo.

    Ser los últimos y llevar el maillot que les acreditaba serlo.

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    1. Hay quien lucha por ser el último una y otra vez, aunque también hay quien se resigna con serlo. Lo importante es disfrutar de la etapa, llegar a la meta sabiendo que ha sido un viaje inolvidable...

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